Monday, October 17, 2005

Una historia en un bar céntrico

Lugar: Otro bar céntrico sin mucho en particular.
Contexto: Dos personas sentadas en la barra. Un hombre y una mujer. Ella usa un vestido de gala, él usa una chaqueta amplia. Pero eso es después, primero llega ella con él sentado...se entiende?

- Disculpe –dice el de chaqueta. Un poco falto de cabello pero de apariencia pacifica.- No he podido dejar de mirarla desde que se sentó aquí y quiero pintarla.

La mujer, algo sorprendida por dentro, no es capaz de demostrar lo mismo por fuera. Su cara, probablemente usada como diversión por cirujanos no refleja mayores expresiones. Aún asi responde lentamente, con una voz aguda y molesta como un pito sonando constantemente.

-Me sorprende mucho su proposición pero lo encuentro muy atrevido de su parte.
-Por favor, no me malinterprete. Es sólo eso. Un retrato de Ud., preferencialmente desnuda.

Una muchacha normal hubiera mostrado indicios de reacción pero esta sigue llevando el mismo rostro para todas partes.

-Si Ud. quiere pintarme y verme desnuda yo debería saber más de Ud. ¿no cree?.

El sujeto asintió. Quedó mirando su trago un momento y luego empezó a hablar.

-Bueno, mi nombre es Winston Landon y soy un espía secreto de Suiza. Estoy en este bar porque por un importante paquete para mi nación.

La mujer no mostraba cambios (no va a ser necesario aclarar esto en lo sucesivo) pero parecia esperar por algo más.

-También me encantan los autos...¿sabe Ud. cuál es mi auto preferido?
-No, no se cual es su auto preferido.
-Si quiere puedo decírselo.
-Adelante. Dígame cual es su auto preferido.
-Es un Porsche. Amo su carrocería.
-A mi también me gustan los Porsches.
-Cuando uno ve en la calle a una persona dentro de esas maquinas celestiales ¿sabe lo que pienso yo? Ese es un hombre de éxito. ¿sabe por qué?
-¿Por qué?
-Porque maneja un Porsche. Grandes personas manejan un Porsche.

Luego esta uno de esos pequeños y molestosos momentos de incomodo silencio. El hombre se apresuró a romperlo de alguna forma. Se veía un poco desorientado por la conversación.

-Disculpe señorita.
-¿Si?
-Me gustaría pintarla.
-Pero, Ud. ya me pregunto eso.
-Ehh....si, es verdad.
-Entonces, ¿por qué me lo pregunta de nuevo si ya me lo había preguntado? No entiendo.
-Bueno, quizás porque quiero pintarla....que voy a saber yo.
-Y si yo dijera que si...¿Dónde me pintaría? En este bar hay mucha gente.
-Podemos ir a mi auto. ¿Sabe cuál mi auto preferido?
-¿Un Porsche?
-Si............Entonces, como iba diciendo podemos ir a mi auto...
-¿Cómo me va a pintar en su auto?
-No la voy a pintar en mi auto.
-Y ¿su auto es un Porsche?
-No, aunque la agencia debería conseguirme uno. La citroneta no anda como antes. ¿Cómo esperan que haga bien mi trabajo en estas condiciones?
-Y ¿a dónde me va a llevar? ¿a su departamento?
-En este momento no tengo departamento pero dejo el auto cerca de un puente y abajo podríamos...
-¿Como se le ocurre que voy a ir debajo de un puente con Ud. que me habla cosas extrañas en un bar para que me pinte desnuda y en esta época del año? ¿Acaso esta Ud. loco?

Curiosamente se ve una extraña mueca en la mujer. Lamentablemente no puedo determinar de que se trata. Ella se para, toma sus cosas y se va. El hombre se queda sentado sin decir nada. En poco rato un hombre gordo ocupa el lugar de la mujer. El hombre saca su rostro de la nada y lo mira y luego le dice:

-Disculpe señor, pero me gustaría pintarlo desnudo.
-¿Si? ¿Sabe cuál es mi auto preferido?
-Un Porsche.

Ambos parecen relajarse un poco más. El hombre que hemos acompañado agrega mientras saca un paquete de su gran chaqueta:

-Me habían dicho que mi contacto iba a ser una mujer – con visible desenfado.
-A mi también – mientras recibe el paquete con notable decepción.

Ambos se paran y salen del bar en direcciones opuestas sin mirarse ni hablarse y luego toman caminos diferentes.



Moraleja: Vean Saturday Night Live por el Sony.

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