Sunday, January 28, 2007

Demasiado humano son esos destrozos...

Quedan pocos días para el Transantiago, ¡que emoción!...pero recuerdo el destrozo de algunos días atrás…ese rinoceronte que dio vuelta la capital y que tuvo a todas las almas de niños preguntando por su paradero. Y precisamente me acuerdo de ese paradero destrozado en recoleta y de la niña gigante que fue a reconocer daños (y claro, aprovechar de dormir…)…y hoy vi al rinoceronte enjaulado y camino a Valparaíso para poder ser devuelto al África. La niña gigante cumplió y nos libró de la bestia, podemos respirar más tranquilos…es más, se celebro su victoria con platillos y papelillos…es decir, papeles cortaditos en pedazos.

Pero…lo que no entiendo de todo esto es que en Grecia y en Pajaritos hay paraderos destrozados de hace semanas, antes de la llegada del rinoceronte por las minas de cobre. ¿Hay más de un rinoceronte en Santiago?...mmm…no, la niña lo hubiera encontrado (entre gigantes se encuentran)…entonces, ¿Qué paso? Sospecho que no hay gigantes en esto...es más, no me sorprendería que fueran de mi porte o más bajos. Así es, hay gente más bestia que un rinoceronte metálico…sin contar que los pobres paraderos no se pueden defender, o sea, es que es muy estúpido pegarle a un paradero. Pucha, la niña ya se fue…a ver si se atrevían con alguien de 8 metros esos tipejos…y si intentáramos seguir el ejemplo de valentía…quizás podamos salvar de más destrozos esta ciudad quebrada, o ponernos zancos!

Friday, January 26, 2007

La pequeña gigante...

Hoy fui a ver a la niña, a la que todos quieren ver. Debo ser honesto, bien poco fue lo que pude ver temprano, pareciera que tanto tumulto y cosas yendo de un lado a otro me impidieron disfrutar como hubiera querido. Pero pareciera ser que el cielo manda más de una oportunidad...y en la tarde la cosa iba mejorándose. Lamentablemente sabía que tenía las horas contadas, y que me iba a tener que ir cuando la alegría estaba recién comenzando. Trate de borrarme el fantasma del tiempo, tratando de que no me nublara la mente y no me dejara disfrutar nada, pero que horrendo es cuando el deber choca con el querer, y yo si que quería seguir allí. La niña descansaba, así también yo pude hacerlo. Estaba rodeada de miles de amigos que le acompañarían en su trayecto, yo iba a ser uno de ellos por un ratito. Cuando se levanto ya sabía yo que tenía que estar fuera, que debería estar tomando el metro y luego el tren para llegar a esa casa en la que vivo, esa que le echo la culpa de mis malos ratos y que palidece al lado de la feucha y estrecha caja de madera en la que vivíamos antes pero en la que estaba tan tranquilo y conforme. El solo hecho de jugar a vivir en esa casa de nuevo el año pasado me hizo recordar sus bondades que más patentes se hacen ahora con la edad…y por supuesto que hacen más patentes las faltas de la casa actual. Pero ya basta de tirarle basura a esta casa, eso no es tan interesante…(aunque en realidad esto tampoco) y volvamos a lo de la niña. Es difícil seguirla pero maravilloso, el ambiente carnavalesco me convence de romper el acuerdo de horarios y correrlo a la salida del siguiente tren, eso quiere decir que en vez de estar corriendo para llegar a las 18 05 a la estación, solamente correré para llegar a las 18 35. Pero la gente…ay tanta gente como yo dando vueltas, y se me pierde la niña…y la vuelvo a ver y se me pierde de nuevo. Es como perder de a poco…hecho que amenaza por volverse permanente para siempre. Me dirán que eso es bastante difícil...pero si es así entonces no están entendiendo. Un paco de paso me hizo botar una señora, la ayude a levantarla y me deshice en disculpas que por su cara creo no recibió como quisiera…y de nuevo a correr dentro de lo posible para no perder a esa grandiosa niña. Lastima…ya adivine el recorrido, va a girar y me va a desviar…por la hora solo alcanzo con rapidez a llegar al metro para la estación…debo irme ya. Solo quiero despedirme…ella avanzara sin problemas sin mi, eso no me preocupa, quizas avance mejor…es solo que yo no puedo, no puedo ir con ella, la estamos pasando tan bien con la musica francesa dando vueltas y un paso como si saltitos se avanzara y sin embargo tengo que salirme…le digo chao a la niña como puedo y también se despide a su vez. Solo alcanzo de despedirme de uno de los miles de amigos como yo que andan por alli…y la miro unos segundos como se va hasta que la pierdo, demasiado rápido, demasiado. Me doy la vuelta y me doy cuenta que nadie va conmigo, pase de la muchedumbre a unos pocos que intentaban unírseles a la vez que yo iba saliendo solitariamente. Fue tan poco tiempo el verla despertar y sonreír y me tenia, tenia!...tenia que ir…y pude simplemente olvidarme de todo y disfrutar pero ahí seguía lo que tenía que hacer molestándome por mas que lo ignoraba. El deber me ganó el gallito en el momento justo para irme y me fui con rabia y con mucha mucha pena…como quien pierde contra quien uno solo quería ganar…esa maldita impotencia que solo me hace pensar que perdí de ver esa cara de emoción…claro, no tenía el permiso para verla…pero ¿no puedo engañar o mentir para hacerlo?...no…no pude. Y para la guinda de la torta mi cambio de trenes rompe un trazado mayor y eso me causa algunos problemas (que solo son excusas de otros problemas)…y me siento algo solo, evidentemente nadie entiende o me cree tener esa necesidad de ver a la niña como yo y tampoco tengo energías para explicarles lo inefable de esa condición…solo quisiera verla de nuevo, ojala mañana, para despedirme algo mejor porque también tengo que irme de nuevo solo…para variar.

Thursday, January 11, 2007

Tarde perfecta

- Ehh…Hola!
- ….hola….pero…que haces aquí?
- Mmm…es que tu telefono no contesta.

Por supuesto que el telefono no iba a contestar si ella lo dejo olvidado junto a un telefono publico, un lugar cuando menos ironico. Aun asi, él pudo haber mandado un email en vez de ir a esperarla a la salida del colegio. Ella no lo sabía, pero él anduvo con la duda de ir a verla por varias horas…a veces, decide hacer caso omiso a todos los contras que tanto sabe buscar y seguir lo que en verdad queria, en este caso, verla a ella. Aunque sorprendida no se veia disgustada, punto a favor de él.

- Es que se me quedo olvidado…llame de un telefono publico, asi que deje el celu a un lado. Cuando termine me fui y cuando me acorde y lo fui a buscar ya no estaba.
- Ahh…claro, eso lo explica todo. –Gustaba de hablar con tono severo para sucesos sumamente normales, característica algo chistosa (solo algo).

¿De donde sacó valor este acostumbradamente quedado muchacho para hablarle en medio de su elemento, rodeada de sus compañeros de un colegio que recien venia conociendo? No podemos decirlo con certeza pero hay ciertas cosas que se dan en sociedad y que facilitan a muchachos como él. El primer golpe es lo más complicado en principio pero luego la mayoría toma sus propios rumbos, cierto, están claramente atentos a todo lo que hace su compañera con ese extraño que llega de improviso pero se ponen a una distancia más que soportable para el foráneo mientras caminan hacia el metro, lo suficiente como para articular sus palabras y excusas para ver a quien necesitaba ver, todavía sin saber muy bien por que.

- Ehh…¿tienes tiempo ahora? Digo, como para hacer algo.
- Bueno..tengo que comprarle un pasaje a mi amiga…y después….si…si puedo.
- ¡Ah que bien! –con un entusiasmo moderado, para no dejarse ver tan emocionado- Tengo un panorama de primer nivel, ni te lo esperarias –decia medio en serio medio en broma y ella lo tomaba medio en serio y medio en broma también.

Este era el plan. El había ido al cine hace algunas semanas a ver una película en un cine arte, la película era agradable. Era literalmente una tragicomedia y sabia que podía ser del gusto de ella. Curiosamente la película seguía hasta el momento en cartelera según el Publimetro (el diario oficial que se podía conseguir en sus aulas, de uso publico). Aunque extraño, para él era perfecto y se dedico a contarle su plan.

- Fíjate que la otra vez que nos vimos no te ofrecí nada para comer…así que me sentía culpable, por lo que hoy pretendo enmendar dicho error. De paso están dando una re buena película en Providencia…así que es el panorama perfecto.
- Ayy..pero que eres leso. Si no tenía hambre.
- No importa…era mi deber ofrecerte algo…he dicho –con ridícula solemnidad-

Estaban llegando al metro. Mientras ella compraba el boleto, él se quedo con la amiga intentando hacer una conversación llevadera en 40 segundos donde ella supo lo esencial (de donde salió, como la conocía, etc). Y listo, quedaron los dos solos y se encaminaron. El problema de él es que no toma muchas decisiones fuertes o la incitativa y cuando lo hace le dura poquito. Hoy ya había tenido harto de eso al ir a buscarla y ya se le estaba gastando su cuota habitual, cosa que se manifestaba incluso en como ir al lugar. Simplemente caminaron saliendo del metro. Ella, mucho más viva que él le llamo la atención:

- Y ¿para donde vamos?
- Para Providencia….
- Y ¿no nos sirve el metro?
- (dando una media vuelta) Tienes razón...
- Me estabas siguiendo cuando tú eres el que sabe como llegar.

Lo que ella decía era verdad, sonaba a critica pero lo estaba diciendo con una sonrisa en los labios y con buen humor, lo encontraba divertido. Los hombres saben que las sonrisas femeninas han cambiado el curso de la historia, y el curso de este paseo hacia el metro, aunque quizás solo quede registrado aquí, es una pieza de la historia tan representativa como cualquier otro ejemplo de lo que ellas logran.

Los viajes sirven para conocerse, si es que se hablan. Y si hay dos parlanchines se puede sacar mucha información en poco rato. Ambos hablan de ellos, expandiendo lo que el otro ya sospecha de lo que conoce, de que probablemente la pasen bien entre ellos. Por lo menos el viaje ya lo corrobora. Y llegan a la estación correspondiente.
Es chistoso cuando los planes salen equivocados…y más divertido es ver el rostro de quien queda descolocado cuando el afiche de la película que espera ya no esta, y en su lugar hay otro, desconocido a primera vista (como buena película cine arte).

- No entiendo…se supone que el Publimetro decia que...-mientras cambiaba el rostro y el tono de voz de duda a decepción, un poco de eso consigo mismo -…el Publimetro…como 3 semanas con la misma película...y yo confié en ese diario…ya debía haber algo raro…

Ella no decía mucho, era como obvio que el cine ya no era el panorama que se esperaba, y no valia la pena hacer sentir más mal a esa victima del periodismo. Él seguía hablando solo…

- ¿Y que película es esta? Ni yo la cacho…arghhh…mmm….¿te tinca verla? Igual no puede ser mala…¿ah?...
- Por mi esta bien… -mientras miraba las fotos y la estructura del lugar-
- Ay..no puede creer que haya sido tan tonto…

La señora que atendía era un señora de unos 60 años. Aclaro que efectivamente no estaban dando la película que él quería.

- La entrada es de 1800.
- Pero..¿no vale 1500 para estudiantes?
- Mmmm….si..pero…ustedes están de escolares…
- ¿y…?
- Que no puedo venderles entradas hasta después de las 7
- Pero…yo vine la otra vez de escolar y no tuve ningún problema
- Pero si viene un inspector y nos pilla tenemos que pagar una multa.
- Pucha…pero no se puede hacer nada?
- Lo siento…pero para la proxima te aviso que es muy buena esta película.
- ¿ah si?
- Si. Gano hartos premios. Es algo fuerte eso si, por eso es para mayores de 18. Pero es muy buena, una excelente película, yo te la recomiendo para que la veas con tu amiga.
- Pero…
- Bueno, si, para que la veas en otra ocasión.
- Mmmm….si…lo tendre en cuenta.

Ella seguía alejada, así evita más vergüenzas al ya malogrado proyecto del joven.

- Creo que no podremos ver una película aquí….escolares y todo eso.
- No importa, no te preocupes.
- Es que si me preocupa. Te invito a ver una película, la promociono y todo y después no esta. Me siento culpable…pensemos que hacer…sentémonos ahí.

Un asientito al lado de una calle con muchos autos. Ella como siempre levanta el animo con risas y él de a poco se recupera de su primera decepción. Curiosa ella, hurga en la mochila de él y se encuentra con una camara.

- Ya..sácame una foto –le dijo ella-
- Ya…¿lista?
- Noo…esperame….dejame preparme..jijiji….ya ahora si….mm….no jajajaja –mientras se cubre la cara- Pero…¿me estas grabando?
- Ehhh…si
- Noooo pos…no lo hagas….ay ya…estoy lista.

-click-

- Ay ¡¡¡sali mirando pal lado!!!….jijiji

Lo estaban pasando bien…muy bien. De repente aparecía una gitana o un voladito… después siguieron con la otra mochila…y cuando ya había pasado un buen rato (que no se sintió tal) decidieron tomar rumbo al centro en busca de otra película o por lo menos algo que comer (por supuesto que Providencia estaba lejos del bolsillo de un estudiante cualquier local de comida).

Los recién estrenados buses del transantiago fueron el medio de transporte en esta ocasión. De nuevo se aprovecha la ocasión para intentar evitar el silencio…aunque si se habia provocado en ocasiones ellos mismos hablaron de eso y le restaron la importancia que podría tener para otros.
En el centro la iniciativa del caballero se fue a cero. En cierta manera se dejo guiar por ella, de una personalidad poderosa, no avasalladora…pero si quizas potencializadora, de aquellas que te llevan a lugares y que no gustan de, bueno, los que no se mueven. Y claro, él no se mueve mucho y ella lo toma del brazo para que no quede pegado en las revistas de un kiosco o el panel de una tienda, que se moviera.

Los cines ya habian empezado sus funciones mas cercanas (y mucha plata no habia). Así que él decidió rendirse de poder ver alguna película y por lo menos intentar llevarla a comer algo. Con tantas opciones, y la mayoría particularmente poco sanas, era un castigo divino para indecisos, por lo que era obvio que los pollos Tarragona terminarían siendo la opción. Baratos, abundantes y un clásico estudiantil era la opción obvia…de tan predecible que solo evidenciaba el declive creativo del muchacho nervioso. Comieron y bebieron, rieron y conversaron…y claro, la comida se tomó su tiempo en acabarse, bastante tiempo en realidad. Él, acostumbrado a orientarse sin reloj, pudiendo calcular la hora si era su objetivo, simplemente perdió el sentido del tiempo, por harto rato. Ella lo saco de la ilusión atemporal con algo que se llama sentido común pero por lo menos quedaba el camino hacia el metro antes de que se separaran. Los que lo hacen saben que el paseo ahumada es distinto si uno no va solo, en efecto hay demasiada gente…pero ir acompañado es otra cosa, otra forma de sentir.

Y llego el metro…momento de despedirse nuevamente. Se alargaron las despedidas porque ninguno de los dos cerraba la boca como para generar el silencio clásico que desemboca en el “ya, ahora me voy”. Pero eventualmente sucedió…ella se fue y él también…pero ¿y la película que él tanto molesto para ver? ¿va a dejar que se vaya sin más sin invitarla al cine formalmente como había prometido?....Nervios?...no fueron los suficientes, se había generado una confianza, esa que te da una tarde entera de conversación. Todavía mantenía esas palabrería algo descontrolada para invitarla pero no se demoro mucho en el trayecto de pensarlo y decirle “Espera…yo todavía quiero invitarte al cine”, agregando innecesariamente “es que quede picado…yo quería ir al cine”, como si fuera mas un asunto personal que un asunto con ella. Ella comprendió bien el asunto, y ella acepto. ¿Qué se puede decir de esto último? Quizás no mucho…invitaciones al cine se suceden con frecuencia, pero el producto no es tan importante como el trayecto, es decir, nada de cine sino algo mas de realidad, sencilla y bonita. ¿Cuál es la probabilidad de que una linda chica te haya aceptado otra invitación al cine luego de anteriores intentos fallidos y que al salir del metro y al subir a la Alameda escuches fuerte a Emerson Lake and Palmer al otro lado de la calle? No muchas, sin embargo sucedió, como el bendito Publimetro que se quedo con su programación del Cine Tobalaba pegado por 3 semanas con la película perfecta para una tarde perfecta.