Se hizo tan bello, evidente
no, más bien triste y precioso a la vez
que solo en sueños, en esa delicada
frontera de materia a formar,
caminamos sobre calles de oro.
Se siente en tu respirar,
en la confianza de tus manos
y en la ausencia de nuestras muletillas
corporales y emocionaless,
tragedias psicomaticas
que perturban todo lo que llamamos presente.
Cansados, deseosos de descansar,
se hace un desarme,
las trincheras vacian sus surcos
y dejan entrar el dulce río onirico,
ese que osadamente hicimos real un tiempo
y que de insolencia somos castigados.
Porque soñamos no me muero,
pero como un bebé me resisto
de no verte cuando tu ya no ves,
mas sientes lo mismo que yo
un revoltijo de verdades demasiado peligrosas
para llevar a este oscuro presente conciente,
donde el Reino llegaba con nosotros
y había una sola respuesta, que sabías de antes,
de seguro.
