Lo que duele aprieta desde dentro,
como una boa amordazante,
que se aloja en el alma, y sus escamas
hacia fuera, agarrando lo poco que
nos queda.
Lo que odia come hacia fuera,
y deja sus restos como despojos,
y de pronto, frente al espejo,
vemos que ya nuestro rostro,
tiene el oscuro y rojizo
color de la ira y vergüenza.
Lo que nos pasa, no es nuevo
ni en la historia ni en la vida.
Pero se siente como carne abierta,
como costra podrida, que no seca,
ni cae,
como un atentado, o un crimen,
como ninguno hubo en la historia
o en la vida.
Lo que nos espera, se ve largo
como ese túnel en el sur,
con el auto reclamando por aceite,
y una sola vía para avanzar.
Lo que nos queda es simple,
pero contradictorio,
es cobarde y valiente,
lo que nos queda es lo que nos sobra,
en nuestras negaciones y negociaciones,
aferrandonos a las pelusas de la ropa
recién lavadas,
como si fuera lo único que pudiéramos
usar
la única prenda que hace sentido,
mientras lo demás se pierde en el
desagüe.
No comments:
Post a Comment