Me llama poderosamente
la atención, como cerca del fin,
la música de tus labios
arma una sinfonía neuronal en mi
una orquesta de dicha,
que aliviana la ansiedad.
Esa pieza musical alta,
breve y a veces espaciada por el
ocasionalmente diabólico silencio,
que es roto por ese instrumento de
bondad, que brota de tu talento.
Que talentosa eres, amada mia,
que aún en esta noche,
la noche donde el diablo ronda el hogar,
espantas todo mal,
iluminas mi sueño (porque ahora puedo soñar),
y aún sin quererlo,
me haces feliz, mi alma se aquieta,
con tu sinfonía, ay, tu risa.
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