Thursday, December 10, 2015

28.


Quería llamarte para pedirte una cita, una pequeña reunión personal entre tu, yo, y nuestra habitación. Cerrar bien la puerta, que no salga ningún ruido ni quede impregnado en las paredes el sonido de lo que suceda allí. Quiero juntarme a llorar, porque a ciencia cierta, no tengo otro lugar que no sea frente a ti, y no lloro como infante sino es junto a ti. Cuando es solitario, me cuido de tantos detalles: no solo de la sonoridad, sino también del entorno, de no gritar o apretar tan fuerte, o de cómo las lágrimas mojan la camisa y cuanto tiempo se secarán ante este sol infernal...tanto me contengo, que ya ni siquiera se siente llanto, sino una excusa o una performance del sufrimiento que no tiene nada que ver con la vida (o la falta de la misma). Contigo puedo fantasear que de tanto deshidratarnos podremos flotar, que todo se irá y fluirá como un corte, y que de tanto llorar cumplamos nuestra cuota de llantos por una década, listos para afrontar otros desafíos. Contigo puedo fantasear que tomados de la mano la vida se nos va, para de pronto ver que todo lo sucio de nuestros ojos se fue, y que de pronto los colores se nos vuelven a hacer familiares, y que no nos soltamos. Contigo puedo escucharte llorar y acompañarte, hacer una sinfonía a dos voces del dolor, hasta que deje de doler, hasta que dejemos de sentir nuestros demoniacos sentires. Contigo puedo fantasear que de tanto llorar, no haya que llorar más, y que volvamos a otros verbos, esos que sí de tanto actuar, no paremos de vivir.

No comments: