Tuesday, January 03, 2006

Concurso veraniego

Era un día perfecto para el concurso y el publico estaba ansioso por el desfile de muchachas que estaban a punto de aparecer. Pero detrás del telón y lejos de las chicas esperando por su turno, lejos del nerviosismo de enfrentar a una multitud, se encuentra el jurado, un grupo de personas con fotos de las muchachas y viendo todo por las cámaras que posee el evento. Algunos están molestos por la irresponsabilidad de uno que todavía no se digna a aparecer. Pero ellos no saben en lo que anda este joven.

Momentos antes de que se montara el escenario, Roberto se acerco a Mariela, una guapa muchachita que buscaba una oportunidad en este mundo.
-Oh, Mariela, tu no sabes las cosas que haría por ti, movería montañas por ti.
-Basta Ud. señor. Dijo Mariela visiblemente molesta ya que no era la primera vez que se veía abordada por Roberto.
-Pero mi niña, ¿acaso no sabes lo que va a suceder aquí?
-Claro que lo se, el concurso.
-Ah ja. Es por eso que yo estoy aquí, para hacerte ganar.
Mariela se sintió extraña, algo le recorría las piernas, ¿quién seria este tipo? ¿cómo podría hacerle ganar?. Por otro lado, a Roberto se le alargaba la sonrisa de quien sabe haber tirado la bomba correcta.
-Escúchame bien cariño. Soy parte del jurado de este certamen y como tal me encargare de que tu seas la próxima triunfante del mismo. Piénsalo por un momento, tu rostro en los diarios, tu cuerpo siendo la envidia de mujeres y el deseo de hombres por todo el país.
-Eh... ¿Ud. haría eso por mi?- dijo con notable cambio del tono de voz. Sabia que su éxito podría depender de él, así como su fracaso, y ella, como una pobre niña de región, no podía perder esa oportunidad.
-Claro que si...pero...tu siempre me rechazas y no se si pueda ayudar a alguien asi. Roberto sabia que este truco era efectivo y solo atino a sonreír cuando Mariela se abalanzo para abrazarlo y darle todo tipo de gratitudes.

Roberto llegó sonriente a la mesa. Traía las mejores fotos de Mariela y la confianza en el cuerpo. Por supuesto que sus colegas lo veían diferente y se lo hicieron saber de inmediato.
-¿Crees que puedes llegar con esa sonrisa falsa como si nada hubiera pasado? Lo increpo el mas viejo, un calvo con un bigote muy frondoso.
-Hey!...calma amigos. Llegue tarde por que tengo a la ganadora, no es necesario para mi buscar mas.
-Ah ¿si?. Nos seria interesante escuchar tu opinión. Dijo Raúl, al lado del calvo, con ironía en su voz.
-Cállense por favor. Esta a punto de empezar. Susana, la mujer del grupo tenía que hacerse notar y siempre llamaba la atención entre las rencillas que se daban entre Roberto y Raúl en cada ciudad a la que iban.
El animador del evento partió con lo establecido ante una multitud veraniega mayoritariamente masculina y salvaje. Gritaban y saltaban al ritmo de la música pachangera esperando con ansias a la primera muchacha. El animador no los hizo esperar y dio inicio al concurso de belleza favorito del verano.
Las primeras dos fueron bastante bien recibidas por el publico, el ritmo decayó un poco en la tercera pero de ahí en adelante no pararon de aplaudir a cada una como si fueran unas diosas. También hacían notar su parecer con delicada masculinidad a través de gritos y piropos pasados de tono.
En el jurado reina el clima de costumbre, el silencio es interrumpido por algunas opiniones sueltas y cada uno anota cosillas en su cuaderno, todos excepto Roberto.
-¿No te vas a mover? Dijo el calvo haciendo notar la falta de preocupación de Roberto a sus colegas
-No es necesario. Yo ya se quien va a ganar.
Llego el turno de Mariela y al publico no le cayo en gracia. Porque, aunque Mariela no era fea, no era tan voluptuosa como las otras, quizás un poco demasiado flaca y una actitud un poco fría ante el publico (cosa que es mortal en este concurso). Su gran punto a favor era su hermosa cara y una sonrisa que la hacia ver simpática y sencilla. Pero no era suficiente y los del jurado lo notaron. El calvo se lo hizo saber de inmediato a Roberto, que había mencionado que había entrado la ganadora.
-Jaja. Tu flacucha no prende a nadie.
-No vengas a faltarle el respeto, ¿quién te crees que eres imbécil? Respondió con ferocidad.
-Calma, espérense un poco. Ya va haber tiempo para discusiones cuando todas terminen de desfilar. ¿ya?. Susana, como siempre calmo a sus temperamentales socios y el ambiente se mejoro un poco. Eso no evito que el calvo riera de vez en cuando cada vez que se acordaba de la simpática Mariela.

Cuando termino el desfile, cada quien expuso a sus favoritas. Habían dos que llevaban la delantera: María Paz, una joven bien dotada de la zona, y Marisela, una chiquilla capitalina. Pro su parte estaba Roberto apoyando a Mariela.
-Muy bien pues. Creo que has quedado solo pues Roberto. Dijo Raúl irónicamente.
-NO, no lo creo. Roberto irradiaba seguridad. Ella es la ganadora, no debería haber discusión.
-Creo que a lo mejor te gusta esa muchacha, ¿no Roberto?. El calvo dijo esto con una sonrisa lasciva en su rostro.
-¡No!, Roberto tiene una linda familia, yo la conozco. Susana no podía permitir que se hablara así. Ella tenia en alta estima el concepto de familia
Roberto quedo mudo. En realidad nunca se detuvo a pensar que sus actos iban en contra de su familia. Claro, estaba un poco aburrido de su esposa pero no quería engañarla. Aun así coqueteaba con la pobre Mariela que seguramente pensaba que él la chantajeaba de alguna manera no muy sana. El susto de haberse dado cuenta de sus intenciones lo hizo dudar. Luego su orgullo fue mas fuerte y dio un giro a sus argumentos. Él tenía que ganar esta batalla.
-Amigos, están equivocados porque yo solo quiero que una joven que en realidad se lo merece gane esta competencia. Quiero presentarles a Mariela- saco sus fotos de ella de su carpeta y siguió hablando- Mariela es una joven de una familia de clase media. Esta estudiando parvularia pero no tiene dinero para costear sus estudios. Es por eso que entro en este concurso para ayudar a su familia que esta agobiada por la falta de ayuda a gente de su condición.
-A ver Roberto, nosotros no hacemos ayuda social. Respondió el calvo.
-Nada mas lejano que eso. Pero déjenme continuar. Mariela es una joven con excelente rendimiento. Los fines de semana trabaja en su parroquia local y sale a repartir comida a los mas necesitados en la noche. No fuma ni bebe y le gustaría formar su propia familia dentro de pronto aunque no este pololeando.
-Pero para que sirve esto? Pregunto Raul.
-Quiero que se den una idea del nuevo perfil que debería mandar en este concurso. Un lugar donde se premie la belleza interna y externa de la persona y creo que Mariela cumple ambas a la perfección.
-A ver , Roberto. Miss Reef es una marca internacional. No podemos cambiarla ¿te has vuelto loco?. El calvo intento rascarse la cabeza mientras decía esto.
-Ahí esta el punto. Hagamos una revolución de Miss Reef en Chile. Seria maravilloso, y un ejemplo para los otros países.
-Mira Roberto- empezó Raul- Muy bonito tu discurso pero te diré en que nos fijamos nosotros....¡Nos fijamos en potos! ¡Traseros! ¡Nalgas! ¿te lo explico mejor? El mejor culo es el ganador y tu Mariela o como se llame es un poto caído, no puedo ganar, ni siquiera por arriba salva.
-Si hablamos de su cara, ella es muy bonita. Respondió Roberto
-Si, tiene razón en eso. Menciono Susana.
-Miren esos ojos colegas. ¿no son preciosos?
-Yo no veo nada en esa foto. Menciono el calvo. La foto era muy amplia para ver los ojos.
-Es que es difícil conseguir fotos de cara en este concurso...pero son unos lindos ojos color azabache.
-¿Azabache?- pregunto Raul- Ja. Eran verdes.
-Eh...yo soy daltónico. Dijo el calvo cuando vio que esperaban su respuesta.
-El color no importa- siguió Roberto- lo que importa son lo que esos ojos significan, una mirada de paz y madurez, una nueva reina de belleza.
-No se, yo no estaba mirando sus ojos precisamente, jeje...dijo Raul.
-Colegas. Esta muchacha es el ejemplo de la persona que no necesita tener pechos grandes ni un trasero espectacular para ser bella. Eso es lo que quiero decir. Ella es la ganadora.
Susana no dijo nada. En cierta manera sentía que era verdad. Le cargaba que solo se fijaron en el trasero de las mujeres, traseros que con tanto tiempo viéndolos les aprecian cada vez mas uniformes y carentes de gracia. Quería estar del lado de Roberto .Hablo.
-Yo estoy de acuerdo con Roberto. Este concurso me apesta como mujer porque solo no hace ver como un objeto de ustedes, nada mas. Concuerdo con Roberto en que hay que mirar los ojos, son el espejo de nuestras almas.
-Jeje. Yo prefiero mirar mas abajo. Dijo el calvo con sonrisa maliciosa. Susana le dio una cachetada.
-Imbécil...es por eso que yo voto por Mariela.
-¿estas loca? Esto es inaudito. Dijo Raúl, visiblemente molesto.
El calvo penso por un segundo. El siempre había tenido ganas con Susana. Esta era su oportunidad de demostrar que podía cambiar después de esa cachetada. Roberto, mientras tanto, se o cuenta de que su juego de discurso había llegado demasiado lejos para una aventurilla y se sintió culpable de sus actos. Aun así no dijo nada cuando el calvo dio su voto a Mariela también. Raúl exploto.
-¡¿QUÉ?! Están todos locos, yo me voy de aquí.
-¿ a donde vas? Pregunto Susana.
-Yo si que voy a hacer historia en este concurso. Respondió mientras se iba.

El animador anuncio a la ganadora, la joven Marisela, elegida por los aplausos del publico. Ella, fiel a su audiencia se dio vuelta una vez mas para deleite de los hombre enfervorizados del lugar. De algún modo Raúl hablo con los altos mandos y les explico lo anti democrático del sistema de jurados, una estupidez que solo pudo haber sucedido aquí y que era aberrante y no demostraba gran participación de las masas. Ese comentario le valió un ascenso mientras se eliminaba al jurado del certamen.
Mariela lloraba atrás del escenario pero Roberto no quiso ir a dar explicaciones. En su lugar mando a Susana con un sobre con dinero para que se lo pasara. Susana acepto, mas aun con los nuevos ojos con los que veía a un noble Roberto, preocupado mas de la belleza interior que en lo exterior. Roberto solo penso en la aventura que se perdió pero luego se calmo y se fue. El calvo, mientras tanto, observaba a Susana que hablaba con la joven Mariela. En ese instante el calvo la miro con otros ojos, no la encontró tan flacuchenta ni con tan pocas voluptuosidades. Al acordarse de la situación económica de ella, saco su billetera mientras la seguía vigilando con sus ojos y en su rostro se formaba esa horrible sonrisa que abarcaba la mitad de su cara.

2 comments:

  said...
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  said...

Yo sigo creyendo que tú eres el protagonista de estos cosos...en realidad es muy íntima tu forma de narración, o lo que sea que es.
Saludos!